He observado algo, a medida que vamos creciendo, crecen nuestras responsabilidades y crece nuestro bolso de tamaño . En la adolescencia, llevamos un pequeño bolso en el que apenas cogen las llaves de casa, en cambio, metemos la mano en el bolso de una madre y parece un cofre del tesoro en el que podemos encontrar hasta caramelos de los pasados carnavales. Yo a mis veintitantos años, ya voy notando ese crecimiento de bolso. Nuestro bolso va con nosotras desde bien pequeñas. Podemos olvidar ponernos el reloj, una pulsera, un cinturón o cualquier complemento, pero si algo hay esencial en el día a día de una mujer es su bolso. En él reunimos un sinfín de pertenencias y da la última pincelada al look que llevemos. Según la ocasión, queda mejor un bolso u otro, están los bolsos de mano para actos o eventos importantes, bolsos pequeños en los que coge lo justo y necesario y que a veces, llevan un asa muy finita para col...
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